Teatro e igualdad

PONERSE LAS GAFAS MORADAS

Dicen que cuando te pones la gafas violetas, ya no te las quitas. Y es una gran verdad. Desde que comencé mi carrera profesional en las Artes Escénicas, mi trabajo ha estado ligado a la sensibilización, visibilización y lucha por la consecución de una igualdad real entre mujeres y hombres y el término de la lacra de la violencia machista.

Pero es que es muy difícil, una vez que has empezado este viaje, dejarlo y mirar para otro lado. Y desde hace ya 20 años, en la mayoría de mis trabajos está presente la perspectiva de igualdad.

 

¿HABLAR DE VIOLENCIA DE GÉNERO CANTANDO?

Sí, se puede hablar de la violencia de género, de los roles sexistas, de la crisis de cuidados, de tantas cosas… Y además desde el teatro, la música, el humor, el divertimento… ¡Qué placer cuando desde tu labor y tu talento puedes aportar en lo que consideras justo y necesario!

Y cada vez está más presente un teatro de contenido feminista en nuestros teatros, cada vez más las entidades que trabajan por la igualdad apuestan por este tipo de acciones para lograr la reflexión y el pensamiento colectivo.

Pero aún nos falta caminito. Nos falta que las obras de teatro y espectáculos con perspectiva de género no vayan ligados a una fecha o motivo eminentemente femenino o feminista. Nos falta, desde los responsables de ciclos, programaciones, que los problemas e intereses de las mujeres sean de interés general.

TEATRO PARA MUJERES
Personalmente, siempre me ha molestado que lo que atañe a los hombres está presente en una programación de carácter general, dando por hecho que son de interés de todo el mundo, mientras que lo que atañe a las mujeres está relegado al 8 de marzo, al 25 de noviembre, a programaciones feministas o dirigidas a un público femenino. Y no.

Si somos la mitad, tenemos el mismo derecho a que lo nuestro sea lo de todos.

 

AHORA SÍ QUE SÍ

Este verano hemos recorrido las calles, los frontones, las plazas, los teatros con esta comedia musical en la que muchos temas se entremezclaban con la risa. Hablábamos del derecho de muchas mujeres a encontrar su vida, su autonomía más allá del peso de las obligaciones familiares. De la culpabilidad que a veces sentimos cuando nos priorizamos a nosotras mismas o nuestras necesidades. De cómo con conductas de sobreprotección e infantilización lo que logramos es perpetuar el patriarcado.

Y de cómo la reflexión masculina, la deconstrucción de hábitos, pensamientos, actitudes, es más que necesaria para conseguir esta igualdad que nos hará bien a todas, pero también a todos.

Es una doble satisfacción que el público disfrute y además les pueda remover y cuestionarse un poquito. En esas ocasiones es cuando una se vuelve a casa pensando de verdad, trabajo bien hecho.

 

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