Un edificio con ocho plantas.
Dos puertas por piso.
Son muchas personas…
Y muchas historias…
¿Y si yo tengo muy buen oído…? ¿Y buena vista…? ¿Si tengo mucho tiempo para ver y contar?
No era mi intención espiarles. Era su casa, que estaba justo enfrente de mí.
Y como yo sólo podía estar sentada frente a la ventana, observando, imaginando…
Un edifico lleno de personas.
Una mujer que observa y cuenta.
Un viaje por los sentidos, íntimo pero no personal, que arrancará risas y sonrisas y os hará pasar un buen rato.